Para mi ésta nueva experiencia en el aula 1ª1 fue muy enriquecedora. Por una parte aprendí a manejar la computadora y hacer cosas que antes no pensaba poder hacer; como crear un blog personal, hacer tareas por internet, compartir información con el resto de mis compañeros y poder, a través de los comentarios en las tareas, conocer las opiniones y formas de pensar de cada uno. Me parece importante poder exponer lo que pensamos y armar debates en el curso en donde se planteen todas las posturas. De esa forma podemos decir lo que pensamos y entre todos llegar, o no, a un acuerdo. Lo más común es no llegar a ningún acuerdo; ya que cada uno tiene su propia personalidad, sus propias ideas y formas de ver las cosas. Pero lo que rescato como importante es que cada uno de los integrantes del curso puede decir sus pensamientos y escuchar los ajenos; para de esa forma determinar con quien se siente identificado, con quién está en desacuerdo, que idea le parece posible y cual una locura, etc. Puede suceder que luego de alguno de esos debates algunos cambien sus posturas, o empiecen a preguntarse si lo que hasta ahora creían como un verdad absoluta podía tener otros puntos de vista o ser de otra manera. Esos debates y charlas se generan muy frecuentemente en las clases de filosofía; en las que, luego de plantear un tema determinado, cada uno de los alumnos expone frente al resto de la clase lo que piensa con respecto a ese tema y así se crea un ambiente de debate en el curso.
Por ejemplo, un tema que fue motivo de debate fue uno de hace pocas clases. El tema trataba sobre la importancia del saber hacer y el poder explicar; una cuestión que trajo consigo gran variedad de opiniones y argumentos. Algunos creían que era más valioso poder explicar, saber el porqué de las cosas y como es el camino para llegar al resultado; por ejemplo el arquitecto, que tiene todos los conocimientos de cómo realizar una construcción y se encarga de explicarle a un tercero para que la construya; o un médico que diagnostica una enfermedad y dá órdenes a una enfermera para que atienda al paciente de determinada forma.
Otros piensan que tiene mayor importancia saber hacer y que no sirve de nada poder explicar algo si no pueden convertirlo en hecho o acción. En ese caso se valora más la experiencia que la razón. Se considera que tiene más valor el que puede producir algo por sus propios medios, que el que sabe cómo se debe hacer y puede explicar la teoría a otro para que lo haga.
Yo no coincido con ninguna de las dos posturas. No creo necesario clasificarlas, ni decir que una es superior a la otra. Me parece que tanto saber hacer como poder explicar son importantes y que ambos trabajos o tareas tienen su utilidad. Además creo van de la mano en muchos sentidos y que una depende de la otra para funcionar correctamente. Con esto quiero decir que para que una persona pueda hacer bien algo, en algún momento hubo alguien que le enseñó o explicó cómo se debía hacer; por ejemplo, un obrero lleva a cabo la construcción de una casa, pero necesita se coordinado o seguir las ordenes de un arquitecto para que el resultado de su trabajo sea positivo. Y el que sabe solo la teoría y quiere llevar a cabo un proyecto necesita de alguien que sepa hacerlo y convertirlo en acción. En éste caso, sería el arquitecto el que necesita de los obreros para cumplir con su tarea; ya que éste sabe explicar lo que se debe hacer pero no tiene la experiencia necesaria para hacerlo solo.
También me parece que son diferentes los saberes de los que hablamos. No es lo mismo, la tarea de un director técnico que la de un jugador de futbol, o la de una maestra de danza que la de una bailarina. Ambos trabajos son importantes y deben funcionar en conjunto; depende el uno del otro.
De todas formas creo que en la sociedad suelen considerarse más importantes los trabajos relacionados con el poder explicar y el conocimiento a través de la razón. Se tiene más respeto a un médico que estudió una carrera, que a un curandero; por más que el curandero pueda hacer cosas que un médico no sabe.
Tocar éste tema en el aula ocasionó montones de opiniones, pensamientos e ideas diferentes. Cada uno dijo lo que consideraba su verdad, y se escucharon todas las posiciones. No llegamos a ningún acuerdo, ni creamos una idea global, pero aprendimos a decir lo que pensamos, a escucharnos entre todos, a respetar las ideas diferentes y nos dimos cuenta de que no hay una sola verdad de las cosas, que hay diferentes puntos de vista para observar y analizar lo que nos rodea y lo que la vida nos muestra.
Formamos un curso en donde hay gran diversidad en cuanto a formas de pensar, ritmos de vida, ambientes en los que nos movemos y posturas con respecto a muchas cosas. Lo positivo y lo que más valor tiene para mi es que a pesar de la heterogeneidad que hay, cada uno de los que integramos el aula 1ª1 nos permitimos mostrarnos como somos, decir lo que pensamos y también escuchar lo que piensa el otro. Así podemos aprender entre todos y ganar conocimientos teniendo en cuenta las diferentes opiniones. Creo que si, en la sociedad, se utilizara éste método de respetar lo que piensa el otro y tratar de sacar lo positivo aprendiendo de cada opinión sería mucho más sencillo aun que no se llegue a un acuerdo o a una idea fija. Por lo menos, cada uno tendría la libertad de decir lo que piensa y también de escuchar otras opciones o ideas evitando crear peleas innecesarias. Si los problemas de la vida cotidiana se resolvieran a través del diálogo respetando al otro todo funcionaría mejor.
Excelente síntesis del trabajo en filosofía.
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